"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo"
Oscar Wilde

domingo, 31 de enero de 2010

Por quien eres Tú

Por quien eres Tú te doy la gloria.
Por quien eres Tú te doy mi amor.
Por quien eres Tú hoy levantaré mi voz
y te adorearé, por quien eres Tú.

Jehová Jireh, eres quien provee.
Jehová Nissi, Tú peleas por mí.
Jehová Shalom, mi Príncipe de Paz.
Y te adoraré, por quien eres Tú.

(Coalo Zamorano)




Una canción nueva para el coro. Pero es más que una canción. Muchas veces cantamos sin darnos cuenta de lo que realmente decimos. Y no es simplemente darse cuenta. Es decir simplemente la verdad. Por eso, no canto simplemente porque una canción me guste. La letra ha de ser verdadera para mí.

Y ésta, como muchas otras, lo es en especial. No soy muy mayor, ni tengo mucha experiencia en la vida, pero eso para Dios no significa nada. Él no mira la edad.
Sin embargo, he podido experimentar lo que esta letra expresa. Él provee. Cuando no queda nada más, cuando no hay otra aparente solución, Él nos da aquello que necesitamos. Y pelea por mí, cada día, incluso desde antes de que yo existiera. Ya luchó por mí, por mi vida, en una cruz. Ahora lo hace también, para los dardos que contra mí lanzan. Este último año ha sido especialmente duro en ese sentido, y Él ha luchado por mí.

Gracias Señor. Por quien eres Tú te adoraré.

Sensación extraña

Desde que todo empezó, es la primera mañana que realmente he tenido que esforzarme por ir. ¿Por qué seguir yendo? Hoy he ido porque les dije a ellos que les vería allí, aunque me he planteado dar plantón y presentarme en otra. ¿Y la que viene qué?

Hace unas semanas algunas personas expresaban también cuántas veces se han tenido que obligar a ir, sólo porque Dios lo pedía y para dar testimonio a otros. Sus palabras eran reflejo de lo que yo llevo sintiendo bastante tiempo.

¿Es esta la iglesia? Dios no se equivoca, eso lo sé. Y si estoy aquí, es con un propósito. Pero... Con Dios no hay peros que valgan.

...


Frente a mí, en la pared, algunas citas:

"Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderazará tus sendas". Prov 3:5 y 6
"Confiad en el Señor para siempre, porque en Dios el Señor tenemos una Roca eterna". Is 26:4


Es un domingo raro. Pero estas palabras siguen teniendo especial significado. Confiemos pues. Y oremos.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Qué comeremos?

Llevo un par de días con la mente mareada. El período de prácticas termina pronto, y luego sé que los 4 meses que me quedan en la universidad van a pasar aún más rápido.


Otros años, a estas alturas, me encerraba en casa o la biblioteca a estudiar y a hacer exámenes que indicaban que terminaba una parte del año. Lo cierto es que desde que empecé hace cinco años ya, los años para mí son como dos cursos: de septiembre a enero y de febrero a junio, ya que en febrero era como estar otra vez septiembre, por las nuevas asignaturas y eso…


Lo bueno de verlo así, es que el tiempo pasa muy rápido. Y se suceden los años. Hasta que llega este. En octubre no me preocupé, aún había tiempo. Pero ahora, que empieza el “segundo” curso del año, veo que relativamente pronto esto se va a acabar. Y esto es mucho más que un año. Es mucho más que una fase más de estudio. Sí, es cierto que si Dios quiere en julio habrá una primera licenciada en la familia, pero no sólo es el hecho de terminar la licenciatura. Es algo mayor. Es un ciclo completo de la vida.


¿Un ciclo completo?, estaréis pensando. Sí. Porque en lo que se ha basado mi existencia hasta el momento es en estudiar. Colegio, instituto, universidad… Vale que es algo necesario, y no simplemente el hecho de estudiar. Es una etapa de continuo aprendizaje. Con esto no quiero decir que el resto de la existencia no se base en aprendizaje, pero es un aprendizaje diferente. Hasta ahora han sido conocimientos básicos, y también no tan básicos. Ahora el aprendizaje no sólo consiste en aprender más cosas sino que también se van a desarrollar los conocimientos adquiridos hasta el momento, y también la propia persona.


A lo que iba. Terminar la carrera acarrea un peso: decidir hacia dónde seguir. Hay quien empieza a estudiar más cosas, quizá por el miedo a avanzar o porque la vida de estudiante es bastante cómoda, si bien la desventaja principal es la falta de ingresos. Pero llega el día en que hay que seguir. ¿Hacia dónde? ¿Cómo? ¿Metas y objetivos? Es algo importante, sin duda.


Sin embargo, aún no ha llegado ese momento. Aún queda tiempo. Habrá quien lo entienda como querer dejar para mañana algo que se podría hacer hoy. Pero no. Es simplemente que aún no ha llegado ese momento. Recuerda, todo tiene su tiempo. Por ello estoy tranquila.


Además, tampoco es simplemente lo que yo quiera o me gustaría. Dios no está al margen. ¿Qué tiene Él preparado para mí? ¿Dónde quiere que esté? Preguntas aún sin respuesta, pero que no me preocupan en este momento más de lo que deben. Todo tiene su tiempo. Y no sólo eso, sino que recuerdo las palabras de Jesús a sus discípulos:


“Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?

No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?", porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal”. (Mateo 6:25 al 34)


Y es verdad. ¿Por qué preocuparse ahora? Si Dios cuida maravillosamente de sus criaturas, también va a proveer para mí. Además, aún hay mucho que hacer donde estoy.



Así que... a seguir adelante, con la vista siempre puesta en Aquel que nos da Vida.


sábado, 16 de enero de 2010

"Sin mirar atrás"

Empecemos 2010 sin mirar atrás. Es una frase que se dice en muchas ocasiones. Sin embargo, vamos a darle otro sentido, o por lo menos una pequeña variación.


“Sin mirar atrás” la gente lo emplea para olvidar todo el pasado y comenzar una nueva vida, o un nuevo estilo de la misma, olvidando por completo todo aquello que ya le ha acontecido.



Pero no quiero darle ese sentido. No quiero olvidar todo lo que ya ha acontecido, o por lo que he pasado, sino que lo que voy a tratar en esta ocasión es a no quedarme varada, cual nave en el puerto, en ciertos momentos de los últimos años, sino que quiero dejar a un lado esos momentos, pero sin dejar atrás todo lo aprendido. Me explico.


En la última década han ocurrido muchas cosas, buenas, regulares, dolorosas, alegres… en mi vida. Muchos momentos que muchas veces recuerdo bien con nostalgia, bien con pesadumbre. Tras cada uno de ellos pude observar cosas aprendidas de errores, de pruebas; actitudes que me gustaría poder absorber como propias, otras que sin embargo espero no mostrar nunca…


Son estas cosas las únicas que quiero seguir recordando. Evidentemente, recordar algunas enseñanzas puede llevar asociado cierto recuerdo de dolor, pero que sólo sea eso, un momento y ya está, y no seguir cayendo en tratar de pensar qué se podía haber hecho entonces y cómo sería la vida hoy. Porque, aunque pueda parecer una gran debilidad (y lo asumo como tal), aún hay veces en que trato de rememorar tiempos mejores dejando de lado las palabras de Eclesiastés escritas al pie de esta página.


Puede parecer frío y distante que sólo quiera recordar estas cosas. Hablo de cosas, y no de personas. Las personas que han dejado huella van a seguir estando ahí, no me olvido de vosotros y nunca lo haré (aunque en ocasiones parezca distante). Habéis dejado una marca profunda y sois quienes me habéis enseñado más.


Así pues, y con este sentido, digo “sin mirar atrás”.