"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo"
Oscar Wilde
Mostrando entradas con la etiqueta preguntas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta preguntas. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de abril de 2015

Poco a poco

"¿Eres la nieta de Pepita? Os parecéis."
Una pregunta, nada más entrar, fue suficiente. El resto de mi primera visita no sé cómo definirla. Salí llorando después de 45minutos...


Han pasado ya casi dos semanas desde que ingresó en la residencia y hay algo que me parte el alma. Su mirada.
Mi abuela tiene unos ojos azules preciosos, siempre han sido muy expresivos. Ahora mismo, es la única vía por la que expresa algo. 

Nunca se ha enfadado con facilidad, pero cuando lo hacía, su mirada era fuerte, dura, de las que te atraviesan y parten en dos. Su mirada ahora es esa. Dura, fría, fuerte, mirando al horizonte... Continuamente. Su expresión es de enfado...

No recuerda cómo hablar desde hace muchísimos meses, pero la pregunta que llevo haciéndome estos días que voy a verla y veo su expresión es "¿estará pensando? si lo hace, ¿qué estará pensando?". Es verdad, no sé si su cerebro es capaz de pensar. 
A veces creo que sí, por eso me mira enfadada... Otras me autoconvenzo que igual que su función del lenguaje, y otras, la cognitiva también se ha visto afectada por esta demencia cerebrovascular, por lo que no podrá pensar. Vale, es posible, pero ¿por qué su mirada es tan... tan dura?


Sí, son preguntas sin  respuesta... En el fondo sé que está mejor atendida allí, que así es más "sencillo" y "mejor", para ella y para los que estamos alrededor. Que hay que ir adaptándose, tanto ella como nosotros. Es un gran cambio, pues los últimos 20 meses nos hemos acostumbrado a una rutina, a un hacer, a un cuidar... Pero eso no lo hace menos doloroso. 


En fin, el Señor sabe todas las cosas... así que, iremos poco a poco... Orando y confiando.







domingo, 15 de marzo de 2015

Confiemos y pongámonos en marcha

En mis tiempos con Dios, cada mañana, leo normalmente un capítulo de cuatro libros diferentes de la Biblia. Hace un par de  semanas volví a empezar el libro de Éxodo.

La historia del pueblo de Israel es fascinante. Sí, me gusta ver cómo personas normales, como tú y como yo, pudieron caminar y vivir de primera mano el estar con el Señor y disfrutar de su presencia. Aunque, si bien es cierto, también es raro cómo eran incapaces de creer a veces en Él, y decepcionarle. Se equivocaron muchas veces (¿tú -yo- no?). Pero bueno, esa es la condición humana tras la caída... Desconfiados, con ganas de poder y de ser los reyes y mandar sobre otros... Vamos, caídos, pecadores...

Esto no ha cambiado después de tantos miles de años. Hoy día seguimos queriendo ir a nuestro rollo, haciendo ver que podemos con todo y que no le necesitamos. Qué equivocados estamos...


Hoy no vengo a hablar de la condición humana. Vengo a hablar de una persona. Leer en Éxodo de nuevo la Historia, me ha hecho volver a reflexionar sobre ciertas cosas. Se trata de Moisés.

Entre Génesis y Éxodo no sé cuántos años transcurrieron (podría buscarlo, pero vamos, no me hace falta para contar esto). La cuestión es que el pueblo de Israel, que vivía en Egipto, vio como el rey de Egipto cambió y veía amenazada su propia existencia en pos de los israelitas, de forma que empieza a oprimirlos.

Imagino que para el pueblo de Israel fueron años duros. En medio de ese ambiente, nació Moisés. Sabemos su historia, como sus padres israelitas lo meten en una canastilla y lo dejan en el río. Lo recoge la hija del faraón y se encarga de que una mujer hebrea lo críe (su madre, de casualidad). La cuestión es que Moisés crece bajo el amparo del faráon.


Lo interesante de su historia comienza justo cuando se equivoca por primera vez y huye. Entonces, interviene el Señor. El Señor decide y le comunica a Moisés que va a ser él quién libere al pueblo de la opresión faraónica.

Personalmente, me encanta la respuesta de Moisés: "¿y quién soy yo para hacerlo?". Los capítulos 3 y 4 de Éxodo son brutales. El encuentro con el Señor, el diálogo, las dudas de Moisés sobre su capacidad para la tarea que le encomienda...

Sin embargo, las promesas del Señor infunden fuerza. Se la dieron a Moisés, y me la dan a mí cada vez que releo esta parte de la historia del pueblo de Israel. El Señor promete a Moisés estar a su lado y que le dará las palabras que decir y le ayudará a hacerlo...

Si seguimos leyendo en el libro de Éxodo, vemos cómo eso se hace realidad. El Señor habla dando las palabras a Moisés, pero usando a Aarón de portavoz. Después de días de lucha con un faraón con el corazón endurecido, finalmente salen de Egipto, se libran de sus perseguidores... y empieza otra parte de la historia... Con aciertos y errores, por parte del pueblo y del propio Moisés. 


Releer esta parte de la historia me hizo pensar y recordar algo. El Señor tiene una tarea para cada uno. Y aunque pensemos que no somos capaces, que no tenemos la habilidad, capacidad, etc... para hacer alguna cosa, tengamos fe. Confiemos en Él, tal y como lo hizo Moisés. No es sencillo a veces, es cierto, pero precisamente se trata de eso. De dejar que Él muestre Su poder, que nos rindamos a Él y dejemos todo en Sus manos. Él nos va a capacitar para la obra que nos ha encomendado. Va a estar a nuestro lado, no nos va a dejar. 

Además, como dice Pablo en su carta a la iglesia en Filipos, el Señor, que comenzó la obra en nosotros, la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.


Ahora piensa (pienso)... ¿qué te (me) impide hacer aquello que el Señor quiere que hagas? ¿Tu temor? Ora por más fe. Si no te ves capaz, eres el instrumento perfecto para la tarea. Deja que Él obre en ti.


sábado, 14 de febrero de 2015

¿Qué te mueve?

Cuando Dios insiste en algo, no hay que hacerse el sueco... Dos días, dos aforos distintos, dos pasajes diferentes... 

Os comparto lo que me ha tenido reflexionando, creo que es importante de vez en cuando pararse en esto... 

Los textos son Lucas 18:9-14 y Mateo 6:1-4;5-8;16-18. El primero lo vimos en GBE y el segundo me invitaron a acompañar en una clase de escuela dominical con un adolescente (más bien un tú a tú).

En el primero, Jesús cuenta la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos a algunos que "se creían justos y despreciaban al resto"; en los fragmentos del evangelio de Mateo (incluidos en el Sermón del Monte), Jesús habla de la ofrenda, de la oración y del ayuno.En el Sermón del Monte los 3 fragmentos siguen una misma estructura; la parábola es eso, una historia para hacer más sencilla una verdad, o algo que aprender. 

¿El fondo de todos estos textos? El mismo: qué te mueve a hacer las cosas. ¿Por quién / qué lo haces? ¿Para buscar halagos y alabanzas o por agradar sinceramente al Señor? ¿Qué te motiva en realidad cuando tienes una responsabilidad en la iglesia, en un grupo o ministerio con jóvenes o con cualquier otro grupo de personas? ¿Por quién lo haces? ¿Qué recompensa y de quién la buscas? 


Creo que debemos realizar este análisis cada cierto tiempo... ¿Estamos sirviendo bien al Señor? ¿O buscamos lo que no es bueno? Quizá, si nos paramos a meditar un poco en esto, vemos que igual debemos dear algo por un tiempo, o volver a buscar la pasión por servirle a Él ante todo. Porque Él es quién nos recompensará... 
 

Yo he estado pensando en todo lo que hago (dentro y fuera de la iglesia y el ámbito eclesial) y qué me motiva a ello; te animo a que también puedas pararte a pensar un poco en esto.







domingo, 2 de noviembre de 2014

Reflexión tras Timoteo

En mis tiempos de devocional de los últimos 10 días, he tenido ocasión de volver a leer las cartas del apóstol Pablo a Timoteo, entre otros textos. 

Es de esas cartas -como las que escribe a las iglesias en Éfeso o Filipos, que cada vez que leo redescubro o "repienso" ciertas cosas. No haré aquí un super estudio sobre ambas cartas, sino que os dejaré con mi reflexión final. 


"He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe"


Pablo concluye así una serie de exhortaciones y recomendaciones a Timoteo y, sin duda alguna, Pablo puede decir estas palabras. Pero... ¿y yo? 


Leí este pequeño pero muy potente versículo y me quedé pensando. ¿Seré capaz de pronunciar con tal contundencia estas palabras cuando se acerque mi final? ¿Y los que me conozcan podrán afirmarlo?


Desde el otro día, estas palabras me rondan en la mente y oro que estas palabras puedan ser una realidad en mi vida.

¿Y tú? Te animo a leer estas dos cortas cartas que Pablo le escribe a Timoteo. Hay mucho jugo para exprimir.




domingo, 11 de mayo de 2014

"El Fin de Semana Es Tuyo"

O por lo menos es la idea que vende el último spot televisivo de Casa Tarradellas.


En realidad, el comercial es bonito y divertido, música tarareable y esas cosas que tienen los spots.

Pero, la primera vez que lo vi me dejó pensando. ¿El fin de semana es mío?

Voy a dejar a un lado (por el momento) el sentido de "propiedad" sobre el tiempo (considero que nadie puede enseñorearse del tiempo, nadie puede hacerse con él, sólo Dios-).

Sin embargo, he estado reflexionando en mis fines de semana. ¿Qué hago? ¿Con qué motivación? ¿Por qué? ¿Tengo elección? ¿...? Y muchas más preguntas de este corte. 

En los últimos meses, el fin de semana ha sido una prolongación de la semana. 48 horas más. Escasas si de descansar se trata, que han convertido el paso de los meses en un paseo fugaz por el tiempo [miro el calendario que me sitúa casi a mediados de mayo, lo que supone estar casi a mitad de año; hace dos días era Navidad todavía...].


A día de hoy, sigo pensando al respecto...

Y tú, ¿tu fin de semana es tuyo?






sábado, 15 de febrero de 2014

Me gustan las nubes...

Podría parecer un anuncio de Evax (¿A qué huelen las nubes?), pero no, voy en serio. Me gustan las nubes.

Sí, me gustan las nubes. Esos cúmulos multiformes de agua evaporada, pendiente de las corrientes de aire para condensarse de nuevo y caer sobre la tierra en forma de gotas de lluvia.







No es tampoco una cuestión climática. Simplemente me hacen reflexionar sobre el curso de la vida. Ellas no eligen destino, dependen del aire. De cómo, hacia dónde, con cuánta fuerza sople.


Me hacen pensar en quién soy, en Dios y en cómo Él está al control de todo, absolutamente todo.

No importa cómo se la tormenta del día, de la semana... Si es en el trabajo, en casa, en mi interior... Él está ahí, intentando mostrarme la buena corriente.
 
Muchas veces, más de las que quisiera, veo esa buen viento tarde, muy tarde. La tormenta ya llegó, ha dejado algunos truenos, y veo que he tropezado entre la lluvia y el barro...


El otro día mientras miraba al cielo y veía pasar las nubes, pensaba en todas estas cosas y me cuestioné lo siguiente: ¿Por qué nos fijamos tan poco? ¿Por qué no escuchamos Su voz con claridad? Y si lo hacemos, ¿por qué no obedecemos?

La respuesta, es obvia... Y es triste. Hay millones de cosas seguro más atractivas, que nos distraen, que nos facilitan caminos erróneos. 


Ahora bien, ¿te vas a quedar igual, sin hacer nada? ¿Sin cambiar? ¿Sin reflexionar? 



Sólo una pregunta más para dejarte pensando... ¿Qué corriente te guía a ti? ¿Cuál será su repercusión en la eternidad?





domingo, 12 de mayo de 2013

En el punto de mira: aborto

En un momento como el actual, en que la sociedad ha perdido toda moralidad, la clase política no es de fiar, y la Iglesia (o aquéllo con retazos "religiosos", del color que sea) suena más que nunca a arcaico, reabrir el debate del aborto podría considerarse una antigualla.

Sin embargo, creo que debemos defender nuestra postura al respecto, más aun cuando vuelve a estar en boca de todos.

Pongo en situación al personal. En España es legal abortar, bajo ciertos supuestos, desde la década de los 80 y en las últimas semanas, el actual Gobierno está debatiendo si volver a modificar la ley. La última vez, hace 3 años, el gobierno de izquierdas del Sr. Rodríguez Zapatero la hizo más "fácil y accesible", con su ley de plazos.

Pero no ha sido esto lo que me ha hecho pararme de nuevo a reflexionar sobre el aborto. Ha sido, más bien, la siguiente noticia, llegada desde el otro lado de Atlántico.

Beatriz está embarazada, pero está gravemente enferma y demanda el aborto. Además, algunos médicos han asegurado que el bebé tiene malformaciones (podría no tener cerebro) y que hay serias probabilidades de que ninguno de los dos sobreviva al parto.
Hay más. Beatriz es centroamericana, de El Salvador, un país en que el aborto es ilegal y está penadocomo homicidio. Asociaciones proabortistas han visto en ella la posibilidad de exigir una ley de interrupción de la vida en aquel pequeño país, y así aprovecharse de su caso para legalizar esta práctica destructiva.

Si fuera española, con la ley actual, no tendría ningñun tipo de problema para hacerlo, pues en la última reforma (la de los socialistas de 2010) permite su caso como una opción para el aborto. Hemos de añadir, sin embargo, que el actual ministro de justicia del Gobierno (derecha), el señor Gallardón, ha reabierto el debate en España por querer modificar la ley socialista y encontrar discrepancias al respecto dentro de su propio partido. 


No obstante, el objetivo de esta entrada no es señalar las diferencias entre la sociedad occidental y la centroamericana, sino más bien ir más allá de las diferencias y reflexionar más seriamente sobre el este tema.


Como cristiana, me declaro en contra de esta brutal y horrenda práctica que supone eliminar una vida.

Dios es el Creador, de todo, de tu vida. Y sólo Él tiene derecho a quitarla.

Es cierto que puedes plantearte (pues yo lo he hecho) muchas preguntas.
- Si la madre muere en el parto, ¿quién cuidará del bebé?
- Si el bebé va a nacer gravemente enfermo, y sólo va a sufrir, ¿vale la pena seguir con el proceso de gestación?
- ¿No es Dios un dios de Amor y bondad? ¿Cómo puede permitir el sufrimiento de un ser tan indefenso?
- etcétera...
 
Reconozco que no son preguntas fáciles. No me ha resultado fácil a mí tampoco responderlas todas.

Pero sé algo. Hay muchas cosas que no entendemos de los caminos de Dios, sin embargo hemos de actuar con fe y con la convicción de saber que Él tiene el mejor plan para nosotros. Seguro no entenderemos todo, pero si confiamos de todo corazón en Él, a su tiempo, veremos la razón de estas cosas.

Hago una pequeña apreciación que considero importante. Soy antiaborto, pero sí creo en la llamada planificación familiar, mediante el uso de anticonceptivos no abortistas. Pero, ante todo, confio en Dios.
 
El aborto no sólo es interrumpir una vida. Tiene graves consecuencias psicológicas para las madres, o las que decidieron evitar serlo. Muchas no se recuperan y les persigue el resto de su vida el hecho de haber decidido, una vez, interrumpir un embarazo.

Creo que hay alternativas al aborto, cuando éste se produce porque la futura madre no quiere tenerlo o no podrá mantenerlo y hacerse cargo del bebé.  




Espero que el caso de esta mujer en El Salvador no sea la llave para despenalizar un práctica abusiva en contra de la vida, y que el debate en España acabe en buenos términos, aunque mucho me temo que entre unos y otros, iremos cambiando de ley conforme cambie el color del Gobierno. Una verdadera lástima.











viernes, 12 de octubre de 2012

Cambiando paradigmas

"Una imagen vale más que mil palabras" reza el dicho español.Y es cierto, lo sabía ya con mucha certeza. Pero, añado: una vivencia vale aún más.

Hace ya un mes que partí en un breve viaje hasta el Pulgarcito... Viaje que sabía iba a cambiar la forma en que veía las cosas, pero aún así el impacto fue brutal.




España está en crisis, sí es cierto. Pero hay países que no conocen otra cosa que la crisis. Sólo que no lo llaman así, porque es lo único que han conocido.

Historias de guerra, de refugiados, de guerrilla y pandillas, condiciones poco humanitarias en clínicas y hospitales, educación con coste y que no todos pueden pagar, tráfico desordenando, fusiles a la entrada de las tiendas... Todo esto en pleno siglo XXI.
Pobreza, miseria, dolor, persecución, asaltos, anafabetismo.


Y, sin embargo, la gente es capaz de mirarte sonriendo, saludarte, y ofrecerte de lo mejor que tengan para ti.


Tú, que lo más cerca que has estado de la guerra es a través de los periódicos y la tele, que has podido estudiar en colegios públicos buenos, que tienes una sanidad pública decente, que siempre has tenido total libertad para ir por la calle, pasear, hablar por teléfono, que tienes un techo, comida en la mesa todos los días, ropa en exceso, que te puedes permitir el lujo de ir alguna vez al cine o incluso hacerte un "regalito"... Y que te quejas de que la crisis ahora no te permite tanto como antes. Que vas a tener que apretarte el cinturón, pero sin quietarte ciertos beneficios/lujos.

Me he dado cuenta de que la sociedad del primer mundo es, generalmente, materialista, egoísta, poco compasiva, se mira su ombligo a cada instante y poco más. ¿Fuerte, no? Vale, es una generalización, y para las personas que realmente hacen por tratar de cambiar esta realidad no les gustará esto pero, lo siento, es así.

Lo más impactante ha sido darse cuenta de que yo misma era parte de esa generalización. Yo, que me creía bastante "normal", sabiendo que todo lo que tengo se lo debo a Dios, me consideraba no demasiado egoísta, ni demasiado materalista, pues me he dado cuenta de que no era así...

El viaje me ha dado una dosis de humildad y de recapacitación sobre mi propia vida. ¿Qué soy?¿Qué tengo? ¿Puedo/debo quejarme?

Yo lo tengo claro, todolo que tengo y lo que soy, todo se lo debo a Dios. Mi vida sigue en proceso de transformación, pero tengo bien en mente que si he nacido, crecido, vivido en el primer mundo es porque Dios lo quiso así.

Ahora bien, he vuelto y no soy la misma. Lo importante es que esta experiencia no se quede en una anécdota, sino que pueda encontrar el modo de poner en práctica, o dar valor aquí en Occidente a todo lo vivido en aquel rinconcito encantador del mundo. Según el Sr. Stephen Covey, podría decirse que he llevado a cabo un proceso de cambio de paradigmas. Ahora puedo ver con más precisión...



Le doy las gracias a Dios por haberme mostrado esto y por haberme dado la capacidad para darme cuenta de que no puedo quedarme quieta ante esto. Ante la injusticia y pobreza de la gente en España, ni en cualquier otra parte del mundo.


Pero, ¿cómo haré? 




miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Delante?

Pienso que la mayoría de las personas va vagando de un lado a otro a lo largo de su vida.Vagar supone que puedes dejarte llevar hacia adelanteo hacia atrás, dependiendo de cómo giren los vientos.



Pero la vida no puede vivirse en plenitud de esa forma. Hay que mirar adelante, aprendiendo del ayer y pensando cómo vivir mejor el hoy para mejorar el mañana y, dado que confieso ser seguidora de Cristo, todo esto en línea con el propósito divino para mi vida y bajo Su voluntad.

¿Fácil, no?

Pues, sinceramente, no. Es realmente difícil seguir Su voluntad en momentos en los que tratas de "independizarte" del resto del mundo. Lo siento, ¡¡NO te puedes independizar de Dios!! (me lo digo a mí misma, y a todo aquel que dice ser cristiano, de los de verdad).

Cierto, no puedes vivir aislado/separado de Dios. ¿Recuerdas? "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, separados de mí nada podéis hacer" (pasaje completo en Juan 15).

 

Y, una vez más... he caído en la trampa y he intentado seguir mi voluntad sin escuchar la Suya. O sin querer descifrarla en el silencio.


Ahora bien, miro hacia el atrás, veo el delante que quiero conseguir y pienso, ¿y mi hoy? ¿Cómo afecta esto a mi hoy?

Pido sabiduría y discernimiento para saber hacer Su voluntad. Gracias Señor por tu misericordia.
 

viernes, 3 de agosto de 2012

¿Qué mueve lo que haces?

Hace relativamente poco tiempo, un amigo me hizo esa pregunta tras acabar un importante trabajo realizado juntos.


Es una muy buena forma de reflexionar sobre qué es tu vida y qué quieres conseguir con ella, cuáles son tus ambiciones o qué te marca el camino.
 

No dudé en la respuesta. Para mí, quién me motiva a hacer las cosas,y hacerlas bien, es Dios.

Ojalá todo el mundo se moviera más con principios, sensatez, amor... y dejáramos de lado el egoísmo y todas las demás facetas visibles y destructivas de esta sociedad corrompida.


Sólo lanzo esa pregunta: ¿qué te mueve? ¿por qué y para quién vives?



(Junio'12)

lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Importantes?

18 de septiembre

Estaba la tele puesta, en un programa de esos donde la gente enseña sus casas, y habla un poco de a qué se dedica o por qué vive donde vive.

Una de las personas había tratado en su vida profesional con personas como la mujer del presidente Obama, las reinas de Inglaterra y España, el ex presidente Bush... con el comentario "son algunas de las personas importantes que he conocido".

¿Pero qué hace que una persona sea importante o no lo sea? ¿Cuánta gente sabe de él/ella? ¿El dinero que posee? ¿La fama? ¿El poder?

Para mí la importancia de una persona no se mide en esas escalas, y sin embargo sé que la sociedad actual sí sigue esos parámetros. Hacer ver al mundo que existe otra manera de entender las cosas es también un gran reto.

Más confusión

14 de julio


Si mi sorpresa era grande hace tres semanas, ahora es mayor. ¿No me dicen que lo que era "definitivo" quizá no lo fuera tanto? Sólo espero que este juego de quinceañeros no termine por hacer aún más daño.

Agosto

Lo he visto con mis propios ojos. Pero, ¿a qué juegan? Son dos adolescentes.

1 de septiembre

¿Definitivo? Creo que hay personas que se jactan de conocer mucho vocabulario y sin embargo desconocen el significado de esta palabra. Ahora resulta que sí se ha acabado, pese a que han estado jugando todo el verano vete tú a saber a qué. Y en medio del fuego cruzado, que se ve que no ha sido tanto, está la persona por la que me preocupo. ¿Qué hará ahora?

domingo, 12 de septiembre de 2010

Nueva etapa, nuevos retos

Todo cambio supone un gran reto.

Hace unos meses no dejé la resolución del "novio" que me quedaba. Fue afirmativa, vamos que voy a empezar en una gran empresa de servicios profesionales a empresas, en el área de auditoría.

Esta etapa que comienza es completamente nueva y va a suponer grandes retos, pero también la oportunidad de poder compartir y reflejar aquello que cada día que pasa me doy más cuenta que es lo más importante: Dios y mi relación con Él. Es decir, el reto de los retos.

Y es el reto de los retos porque siempre me ha costado un poco confiar en las personas y declararles abierta y claramente aquello en lo que creo. Me considero bastante torpe en este sentido, pero es algo para lo cual Dios nos va capacitando cada vez mejor. Y también es el gran reto porque últimamente mi relación con Él ha sufrido altibajos y, otra vez, lo he dejado de lado en algunos momentos. Pero sé que no estoy sola en esto. Él está conmigo.

Por otro lado, este curso supone otros cambios muy importantes también. La búsqueda de una nueva iglesia, que tenga a Cristo en el centro de su ser, que busque en Él la dirección y que todo aquello que haga sea para servirle, alabarle, honrarle y darle a conocer, pero también una colaboración más estrecha en el ministerio estudiantil de los Grupos Bíblicos van a marcar el nuevo curso. ¿Cómo me utilizará el Señor y dónde querrá que me establezca?


...


Comienzo con muchas ganas la nueva etapa y espero que no desfallezca en el intento de encontrar respuesta a las múltiples incógnitas que se agolpan en mi cabeza ni en alcanzar los objetivos propuestos.

miércoles, 9 de junio de 2010

Se acerca

Hoy puedo permitirme pasarme por aquí y dejar unas palabras que llevaba tiempo a medio escribir.

Ha pasado semana y media, y ya sólo me queda uno, el último, obviando el del British Council del próximo sábado. El último examen de la licenciatura. Se dice pronto.

Ahora escribo en plan abuela... Aún recuerdo el primero de la convocatoria oficial. Porque hicimos un primer ensayo en noviembre, pero no contaba, así que...

Fue de contabilidad financiera, y creo que fue un 23 de enero por la mañana prontito, sobre las 9. Éramos estudiantes de primero enfrentándonos al primer Enero. Ese examen era la primera piedra del camino a superar, y luego vendrían aún 5 más ese mes. Íbamos con nuestras calculadoras, nuestros bolis y demás, preparados para el temido. Al ser el primero, nunca se sabe muy bien como es. Mi estómago era un nudo, la noche de antes no podía dormir, y además me levanté muy pronto, igual que hacía en el instituto, para el repaso de última hora -o primera, según se mire. Lo cierto es que las dos horas y media pasaron, y el examen salió y muy bien, además.

Ahora, 4 años y pico después, los exámenes se han convertido en una rutina estacional. Enero y junio. Dos meses en que los nervios, el descansar poco, echarle horas al escritorio con los apuntes o a la biblioteca, mucho café y poca luz natural son los máximos aliados.


Pero se acaba. Ahora sí se acaba. Ha llegado el momento. Hace dos semanas la última clase, dentro de dos el último examen... Se hace tan raro. Como bien me decían quizá no fuera la última clase de mi vida, pero sí la última de esta etapa de la vida que se ha alargado 20 años. 20 años, se dice pronto.


Empieza una nueva etapa. Está ya muy cerca. De hecho se han movido muchos hilos, y la posibilidad de tener que decidir ya es más real que nunca. La espera es horrible. "En tres semanas tendrás noticias nuestras". Vaya unas tres semanas. Y ahora entra en juego otra posibilidad. ¿Qué hacer si se me ofrecen los dos sitios? Uff... Gran decisión. Gran dilema.


Por lo pronto, centrémonos en el First de este sábado y luego tendremos 10 días para el último. Pero, ¿qué haré el día 23?

lunes, 10 de mayo de 2010

Varapalo


(9 de mayo de 2010)

No he podido más que echarme a llorar. Ya sabéis lo sensiblera que soy, y que he sido, siempre. Por mucho que haya tratado de dejar que todo me afecte tanto. Pero no puede ser, realmente no soy nada fuerte.

El caso es que el varapalo ha venido de donde menos lo esperaba. Y no ha sido un varapalo en sí, sólo unas palabras reflexivas de alguien a quien quiero mucho, que me quiere mucho también y que me ha cuidado muchísimo siempre.

Está preocupado, pero realmente no entiende las razones que me han llevado a estar en la nada envidiable posición en la que me encuentro.

Entiendo sus argumentos, aunque creí que en parte se habían mudado de iglesia por otras razones, no por las que me echó en cara (sin quererlo). El caso es que la conversación me ha dejado K.O. ¡Y eso que he llamado yo!

Sigo preguntándome qué camino es el que Dios quiere que siga. Fuera presiones, fuera otras personas.

¿Qué me estás pidiendo a mí?

sábado, 27 de marzo de 2010

Brumas. Nubes. Cambios


Como un día con brumas. Como un día de sol con nubes altas que van y vienen. Tan pronto puedes estar disfrutando del sol en tu piel, como descubrir una pequeña nube gris que lo deja oculto unos minutos.



Llevo unas cuantas semanas sintiéndome así. Cambiante. Confusa. Difusa…

Me planteo ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿qué quiero ser?, ¿cómo quiero ser?, ¿qué quiero reflejar?, ¿cómo dejar huella?, ¿dónde he de estar?, ¿cómo empezar la nueva etapa?…

La sucesión de preguntas sigue y sigue y sigue… Con cada pregunta, surge una nueva, más difícil que la anterior.




Lanzando preguntas. Buscando respuestas.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Qué comeremos?

Llevo un par de días con la mente mareada. El período de prácticas termina pronto, y luego sé que los 4 meses que me quedan en la universidad van a pasar aún más rápido.


Otros años, a estas alturas, me encerraba en casa o la biblioteca a estudiar y a hacer exámenes que indicaban que terminaba una parte del año. Lo cierto es que desde que empecé hace cinco años ya, los años para mí son como dos cursos: de septiembre a enero y de febrero a junio, ya que en febrero era como estar otra vez septiembre, por las nuevas asignaturas y eso…


Lo bueno de verlo así, es que el tiempo pasa muy rápido. Y se suceden los años. Hasta que llega este. En octubre no me preocupé, aún había tiempo. Pero ahora, que empieza el “segundo” curso del año, veo que relativamente pronto esto se va a acabar. Y esto es mucho más que un año. Es mucho más que una fase más de estudio. Sí, es cierto que si Dios quiere en julio habrá una primera licenciada en la familia, pero no sólo es el hecho de terminar la licenciatura. Es algo mayor. Es un ciclo completo de la vida.


¿Un ciclo completo?, estaréis pensando. Sí. Porque en lo que se ha basado mi existencia hasta el momento es en estudiar. Colegio, instituto, universidad… Vale que es algo necesario, y no simplemente el hecho de estudiar. Es una etapa de continuo aprendizaje. Con esto no quiero decir que el resto de la existencia no se base en aprendizaje, pero es un aprendizaje diferente. Hasta ahora han sido conocimientos básicos, y también no tan básicos. Ahora el aprendizaje no sólo consiste en aprender más cosas sino que también se van a desarrollar los conocimientos adquiridos hasta el momento, y también la propia persona.


A lo que iba. Terminar la carrera acarrea un peso: decidir hacia dónde seguir. Hay quien empieza a estudiar más cosas, quizá por el miedo a avanzar o porque la vida de estudiante es bastante cómoda, si bien la desventaja principal es la falta de ingresos. Pero llega el día en que hay que seguir. ¿Hacia dónde? ¿Cómo? ¿Metas y objetivos? Es algo importante, sin duda.


Sin embargo, aún no ha llegado ese momento. Aún queda tiempo. Habrá quien lo entienda como querer dejar para mañana algo que se podría hacer hoy. Pero no. Es simplemente que aún no ha llegado ese momento. Recuerda, todo tiene su tiempo. Por ello estoy tranquila.


Además, tampoco es simplemente lo que yo quiera o me gustaría. Dios no está al margen. ¿Qué tiene Él preparado para mí? ¿Dónde quiere que esté? Preguntas aún sin respuesta, pero que no me preocupan en este momento más de lo que deben. Todo tiene su tiempo. Y no sólo eso, sino que recuerdo las palabras de Jesús a sus discípulos:


“Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?

No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?", porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal”. (Mateo 6:25 al 34)


Y es verdad. ¿Por qué preocuparse ahora? Si Dios cuida maravillosamente de sus criaturas, también va a proveer para mí. Además, aún hay mucho que hacer donde estoy.



Así que... a seguir adelante, con la vista siempre puesta en Aquel que nos da Vida.


viernes, 7 de agosto de 2009

Huella

Dejar huella.

Ese debería ser nuestra mayor inquietud. Dejar huella en las personas, pero una huella recordable no sólo por el impacto que nos causara (que puede ser positivo o negativo) sino por lo que pudimos aprender de la persona, o del afecto que nos mostraron, como se portaron con nosotros...

Hoy he visto a una persona que me dio clases en el conservatorio hace 7 u 8 años. Me recordaba. Y yo le recuerdo por lo que me enseñó, de la música y de la forma en que veía la vida. Más tarde he estado pensando en por qué se acordaría de mí. Si cada curso pasaban por sus clases ceintos de alumnos, ¿cómo es que se acrodaba de mí? ¿Qué tipo de huella dejé atrás?
Luego he recordado a las personas que han ido dejando huella en mí a lo largo de estos años. Profesores, compañeros de clase, familiares, amigos... Algunos me enseñaron cosas, otros simplemente trataron de hacerme ver qué era vivir para ellos, unos cuantos me muestran aún hoy su amor, confianza...

Por fin ha llegado el punto en que me he preguntado a mí misma qué huella estoy dejando en las personas. Porque una cosa tengo clara, y no dudaré jamás de ella. Es el hecho de que todo, abslutamente todo lo que tenemos en esta vida, es algo que no nos pertenece, es un regalo. Dios nos ha regalado cada cosa que tenemos, o dejamos de tener, con un propósito: administrarlo. Además, es algo que no nos llevaremos con nosotros a la eternidad. ¿De qué nos servirán entonces si estamos ante Él? La única cosa que podemos llevar es la huella que las personas han dejado en nosotros, que nos han ido forjando el carácter, que podemos transmitir con nuestros gestos, expresiones. Aquellas relaciones personales que se han creado no pasarán. Son lo único que perdurará en el tiempo.
Sé quiénes me han marcado y cómo lo han hecho. Sé quiénes han aportado algo que me gustaría ser capaz de transmitir a mí misma.

Sé quiénes han dejado una huella en mí. Ahora bien, ¿qué huella estoy dejando yo?

jueves, 6 de agosto de 2009

Desajustado

Que las personas no quieren hacerse mayores es un hecho que sabemos. Lo vemos a diario.

Desde el famoso que se opera para quitarse arrugas y demás signos que evidencian su edad hasta el vecino de abajo que por no querer afrontar que ya entró en la treintena viste como un adolescente, dejando caídos sus pantalones, haciendo entrever sus calzoncillos.

Luego hay otra fase. La tecnológica. Me duele ver como personas con cierta inteligencia y edad parecen veiteañeros entrando en chats y redes sociales, manteniendo pegado a su cuerpo, como una extremidad más, su teléfono móvil, a la espera que suene, como si por llevarlo encima fuera a sonar antes de tiempo. Estos son, principalmente, la generación de los 60. Les llegó tarde la red. Y cuando han visto que pueden hacer muchas cosas en ella, empiezan como lo han hecho sus hijos. Jugueteando con los chats -ahora me mandan un privado, ahora el del nick interesante me dice hola-, "quedando" con los amigos para hablar por el Messenger...
¡Señores! Que tienen ya una edad en la que las tonterías sobran. ¿Por qué tirarse 2 horas frente a un ordenador si puedes llamar por teléfono (tú que trabajas y puedes pagarte las facturas) o quedar de verdad, yendo a tomar algo?


Quizá se deba a este desbarajuste psicoemocional de los adultos que sus hijos hayan sido educados de formas tan poco efectivas. Si vas a la playa en metro, recuerda que al volver a casa la playa la dejaste atrás, y no utilices los vagones como el salón de tu casa -ahora me tumbo y siento en el suelo a jugar al mentiroso.



Hay tantas cosas que no entiendo de este mundo que cada día me sorprende más por la calidad de las personas que están creándose en él, que me pregunto si no seré yo la que está desajustada, y me tienen programada para los tiempos en que aún existía la ética, el sentido común, la moral, la educación... ¿Será que me retrasé unas décadas?
De verdad que no lo entiendo. Vale que mi persona tiene conceptos de ciertas cosas que podrían parecer anticuados. Pero de ahí a que parezca que todo ha perdido el rumbo...

Pobres de los que vengan detrás, le dejaremos una maravillosa herencia.

viernes, 17 de abril de 2009

Dirección

Futuro. Final. Principio. ¿Qué hacer?


Todas son palabras que se agolpan en mi mente. Y aún queda más de un año (si va bien) para tomar esa decisión. ¿Posibilidades? Muchas. Pero, ¿cómo decidir? Me resulta complicado tener que decidir qué quiero hacer a tan largo plazo, cuando ni siquiera sé dónde voy a comer mañana. Y no es algo que deba decidir a la ligera.

Me gustaría tener la oportunidad de seguir especializándome. También de viajar al extranjero y trabajar. Pero me atrae bastante la idea de viajar al extranjero para trabajar un tiempo en algún tipo de misión, y aprender más de Dios, de mí misma y a confiar en Él.


Pero ya no sólo me preocupa mi futuro a largo plazo. También mi papel en la situación actual en muchas áreas de mi vida. Iglesia y familia quizá sean las dos agrupaciones que lo engloban todo.


Quiero crecer, y quiero ayudar a crecer. Pero tambalean las paredes de mi iglesia local, a nivel general y también concretando en el sector joven. ¿Qué debo hacer ahí? ¿Qué papel juego yo en cada uno? ¿Cómo afrontar los cambios (o la inexistencia de éstos)?

Cada miembro es una isla, agrupado en pequeños islotes (alguno quizá más grande), flotando a la deriva en el mar que hemos dejado crezca entre unos y otros. ¿Cómo haremos para reunir las tierras y así llegar más lejos en el propósito que nos une (debiera unir)? Es complicado, lo reconozco, y más aún si hay ciertas tierras que no son (o no parecen) fértiles...
Preocupación también por ciertas tierras que están buscando pero pueden equivocarse cuando encuentran y por tierras que están a la deriva y cada vez se alejan más...

Además, hay diversidad de opiniones con respecto a ciertos aspectos concernientes a la iglesia en mi entorno más próximo, y aunque ésto no debería influenciarme en mis pensamientos, el hecho de que sea complicado defender mi postura, o explicar las causas que la explican, me hace dudar de mí misma.



Por otro lado, las decisiones tomadas para mejorar y solucionar ciertos problemas familiares parece que han hecho estancar la situación aún más.

Mejorar la relación con una persona es complicado cuando hay que empezar a crearla desde la base, y cuando para ello has tenido que hacer ver que no vas a permitir más fueras de juego, pues se hace más cuesta arriba. Pero sé que ha sido una buena decisión, tomada tras muchas deliberaciones y opiniones diversas de agentes externos. Que funcione o no ya no sólo depende de mí, sino también de los esfuerzos de la persona que tengo enfrente.

Y no sólo es eso. Hay más cosas que trato de llevar buen puerto. Mientras las llevo a cabo, hay que salen mejor que otras, y otras que parecen irreversibles a día de hoy. Pero mantengo la esperanza, porque sé que no es un acto de egoísmo, sino algo que hará mejorar la calidad de vida de mi familia. Aunque quizá no vean que es necesario ir haciendo obras de reforma.



No obstante todo esto, sigo confiando. Y apoyándome en todas esas personas que han demostrado que están ahí para todo aquello que necesite, a quiénes demando que me hagan ver si me equivoco en mis razonamientos. Pero, sobretodo, sé que no estoy sola. Ya no sólo estoy rodeada de amistades y personas que me brindan su apoyo, está Dios. Y he visto su actuación en mi vida muchas veces, pero también en la vida de otras personas que también están en momentos difíciles. Él está dirigiendo sus vidas, así como quiero que dirija la mía.

La pregunta que me hago entonces es, ¿estoy dejándome dirigir? Pregunta introspectiva que no siempre me da la misma respuesta.


Pero es simple. Busco dirección.