¿Cómo resumir 5 años en un post?
Lo adelanto, seguramente, muy mal, desordenado y muy por encima. O, por contra, me enrollo cual persiana y escribo hasta aburrir...
2015 fue el año de todos los cambios habidos y por haber. Ese año tenía un objetivo deportivo grandioso, el maratón. A nivel laboral, estaba cansada de ninguneos en la empresa y no sabía cómo proceder; en lo personal, harta de estar en casa y sentirme controlada, relación con la familia tensa (con mi hermana poca o nula, con mi madre tensa y con mi padre cordial y justa). En el amor... revuelta. En la fe, perdida.
En medio de este panorama apareció él. Compañero de trabajo, de hecho, medio subordinado, atento, amable, que se preocupaba. Que tenía un algo, que parecía buena persona y todo corazón. Y me enamoré, pero como siempre he pensado, "él no se ha fijado en mí". Pero resulta que sí lo había hecho. Me lo confesó una noche, después de muchas semanas y meses de ser mi soporte en el curro, alguien en quien confiar y apoyarme, me dijo que le gustaba desde que había entrado a trabajar y que conforme me había ido conociendo, le había terminado de encantar. Nacho. Con Nacho empezó todo rápido y quizá, "saltándonos" algunos pasos.
Llevaba desde primavera pensándolo, y buscando, y fue en verano cuando, sin margen de reacción alguna para nadie, cogí, busqué piso y me emancipé, de una forma bastante brusca con mi madre, con el consiguiente disgusto por su parte, bronca por parte de mi hermana y ruptura de prácticamente todo contacto con ellas.
En otoño corrí el maratón, lo disfruté y sufrí de igual manera, y me dio para pensar que hasta aquí, que iba a pedir la baja en la empresa. Había recibido semanas antes una oferta diferente, arriesgada en muchos aspectos, y recorriendo Valencia a pie me di cuenta de que era el momento.
Así que, esa misma semana post maratón, comuniqué la baja y en 15 días empezaba en otro sitio. Vaya un año convulso y emocionante... emancipación, pareja, maratón, familia medio rota (más aún), nuevo empleo.
2016 y 2017 fueron dos años que ni recuerdo. Con la familia las cosas mejoraron, con Nacho vimos que no tenía sentido pagar alquiler teniendo un piso (él) vacío que podíamos usar y ahorrarnos el alquiler, trabajo bien pero al poco vi que se me quedaba muy pequeño, así que empecé una búsqueda que se me hizo algo larga... En el cambio del 16 al 17, Nacho me pidió en matrimonio, y como parecía que iba bien todo (piso reformado, trabajos estables aunque descontentos), pues se ve que pensó que es lo que había que hacer, así que pusimos fecha para la primavera de 2018 y al lío.
2018 tenía que haber sido un año precioso. Pero no lo fue del todo. Mi abuela materna falleció el día del cumpleaños de mamá, después de un mes de dejarse ir, de no querer luchar, a mi padre le diagnosticaron un cáncer por casualidad (benditos tests de prevención) el cual superó sin problemas pero que se llevó por delante de nuevo la relación con mi hermana apenas dos meses después de la boda. También cambié de trabajo, y lo que parecía iba a ser un proyecto muy interesante, resultó rana porque la dirección no soltaba para hacer lo que quería que se hiciera... En fin, cosas que pasan a veces. Y yo recaí estrepitosamente después de todo un año tenso. Recaí como nunca en 11 años de enfermedad a trompicones.
Además, con todo lo que sucedió los meses después de la boda, hizo que el inicio del matrimonio no fuera muy allá después de 6 meses...
Y así seguimos. En 2019, poco a poco recuperé a mi hermana, mi padre ya está sano, con Nacho las cosas iban a trompicones mal, y en el trabajo tampoco estaba bien, así que en verano casi volví a cambiar.
Del resto de 2019 me quedo con el cambio de empleo (llevo casi un año ya), que fue para bien y que siga así, la mejora de relaciones con la familia, y poco más. Porque yo sigo en el torbellino de destrucción tca, con Nacho las cosas han ido cada vez a peor. Tanto es así, que pasé Nochevieja en casa sola viendo una serie sin ganas de nada. También es cierto que unos días antes me noté un bultito y me cagué viva, y no me apetecía nada de nada, y el pasotismo de Nacho no ayudó.
Y así entramos en 2020. El bultito no fue nada, aunque sigue ahí (se supone que se irá... ), con Nacho todo igual o peor. En febrero, después de la semana de locura que pasamos con mi abuela y su partida, me tomé unos días lejos para pensar y recomponer y los buenos propósitos que dijimos al volver y tratar los temas se han quedado en papel mojado con toda la crisis sanitaria.
De forma que, en 3 semanas es mi aniversario de boda, el segundo (el primero ni lo celebramos), y no sé si quiero seguir con esto, pero tampoco puedo irme a ningún sitio porque estamos en confinamiento.
Vamos, que ha sido un lustro interesante. De cambios, de mejoras, de crecimiento, pero también de marchas atrás.
No sé bien qué pasará después de todo esto...
Seguiremos soltando ideas.