Hace
cerca de mes y medio, o quizá algún día más, tuve la oportunidad de visitar las
instalaciones de la Autoridad Portuaria de Valencia, a cuenta del Máster que he
cursado este año en Control de Gestión y Finanzas.
Tranquilos que no pretendo,
en absoluto, hablar de los costes ni de las instalaciones de la misma.
Ese día
fui al puerto con los compañeros con los que he compartido proyecto fin de
máster un poco antes y les enseñé un poco la Marina portuaria y lo que había en
ella. Hacía tiempo, mucho, que no pasaba por allí…
Una
imagen me cautivó:
Un
pescador.
¿Qué
por qué me llamó la atención esta imagen? Estaba solo.
Unos
metros más allá, a la derecha de la imagen, había más pescadores, juntos,
hablando, riendo, tratando de pescar.
Si embargo, pude observar varias cosas en este pescador solitario:
- estaba solo
- estaba a la sombra
- estaba preparado con lo necesario
- estaba pacientmente esperando, en silencio, observando y prestando atención...
¡¡Cuánto se puede aprender de este hombre!! No sé cuánto tiempo llevaría allí, pero me hizo reflexionar sobre la vida y la relación con Dios.
Para conseguir su objetivo (un pez/pescado) sabe que necesita tranquilidad, paciencia y tiempo, mucho tiempo. Es por ello que se sitúa a la sombra y alejado de los demás pescadores "alborotadores".
Cada vez que veo la foto me vienen las palabras paciencia y tiempo. Pienso en todo lo que aún tengo que aprender y cambiar en mi vida. Que hay que estar preparados y pasar tiempo invirtiéndolo en la relación con Dios.
También veo en ese pescador a Dios, mostrando su Amor y paciencia por mí, mis defectos, mis fallos, con todo el tiempo del mundo y sabiendo que Él está por mi, dedicado a cuidarme y protegerme si me dejo y permitiéndole el acceso directo a todas las áreas de mi vida, para transformarlas.
Sigo pensando en esta imagen y en todo lo que me dice...
Y aprendo a "pescar".